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lunes, 22 de noviembre de 2010

QUÉ COMEMOS

Dos de los alimentos estrella de la civilización occidental aparentemente incuestionables desde lo cultural (recordemos el carácter bíblico del pan), son en gran medida generadores de los crecientes problemas de salud actuales todo esto acentuado con la manipulación agrícola e industrial a la que son sometidos.
Publicamos un informe sobre los problemas que traen aparejados.


GLUTEN Y CASEÍNA


El reactivo moco alimentario

Cuando el organismo reacciona frente al ingreso de una proteína que considera extraña (antígeno), estamos en presencia de una respuesta inmunológica. La cotidiana y profusa exposición a los antígenos alimentarios, es el principal factor que conduce al agotamiento del sistema inmune. Las proteínas de la leche vacuna y del trigo, son las más antigénicas y desgraciadamente las de consumo más abundante. Esta alta exigencia inmunológica se ve agravada por la excesiva permeabilidad intestinal, condición que facilita el ingreso de antígenos alimentarios al flujo sanguíneo y desencadena una serie de respuestas alérgicas de todo tipo.

El intestino cumple un rol fundamental para evitar el paso de un antígeno a la sangre. Precisamente la primera línea defensiva consiste en la secreción de anticuerpos (inmunoglobulina A), generados por el tejido linfático en la mucosa intestinal. Hemos visto que la superficie de absorción intestinal es amplia (unos 600 m2) y también es abundante la diaria ingesta de antígenos alimentarios, por lo cual es enorme la demanda de anticuerpos necesarios para neutralizar estos antígenos.

Cuando este mecanismo defensivo se agota, y la mucosa es excesivamente permeable, las moléculas extrañas atraviesan la mucosa y alcanzan el flujo sanguíneo sin ser neutralizadas. Allí se hace necesario el concurso del hígado para desactivarlas; pero si el hígado está sobrecargado y no puede neutralizarlas, pasan al bazo, donde actúan los linfocitos T supresores. Si la actividad neutralizante del hígado y del bazo se hace insuficiente, entonces las moléculas extrañas pueden depositarse en la pared de los capilares y en el líquido intersticial o extracelular. Este material intentará ser drenado a través de la orina, sobrecargando finalmente a los riñones y generando el contexto para las habituales infecciones a repetición y el colapso renal.



La caseína vacuna

El mayor problema de la proteína láctea es su poder alergénico; se han detectado hasta 25 antígenos diferentes en la leche de vaca. Además de la caseína, que analizaremos en detalle, una gran contribución alergénica se genera en el procesamiento posterior al ordeñe. Cuando la leche es secretada en la ubre de la vaca, estamos en presencia de un fluido aséptico. Sin embargo, a poco de abandonar la teta y no habiendo sido ingerida por el ternero, se manifiesta en la leche un prolífico cultivo de virus, bacterias y microorganismos, lo cual obliga a los conocidos y promocionados tratamientos de pasterización. La temperatura, además de destruir enzimas y otros nutrientes termosensibles, mata la vida microbiana, pero no la elimina. Las bacterias muertas permanecen en el fluido que luego se industrializa y consumimos. O sea que esta verdadera “sopa de bichos muertos” debe ser neutralizada por nuestro sistema inmune, que obviamente los detecta como antígenos.

La caseína es la proteína más abundante de la leche vacuna (80%), la más antigénica y el 40% de la misma es indigerible, favoreciendo la constipación, la dispepsia putrefactiva y la permeabilidad intestinal. Dado que la proteína láctea se digiere muy poco en el intestino, las grandes cadenas de caseína no desdobladas, actúan como pegamento [1], depositándose en los folículos linfáticos del intestino, entorpeciendo la absorción de nutrientes y generando fatiga crónica e inflamación intestinal.

Por su parte, los fragmentos más pequeños logran atravesar las paredes intestinales con la complicidad de la mucosa permeable. Una vez en el flujo sanguíneo, estos péptidos generan un estado congestivo causante de asma, sinusitis, alergias, artritis, diabetes, nefrosis, infecciones, incremento de mucosidad y estructuras densas en el aparato reproductor femenino…

Es interesante señalar que todo esto no ocurre en la lactancia materna. Nuestra secreción láctea provee al bebé de un fluido equilibrado, dotado de los anticuerpos necesarios (inmunoglobulina A ó IgA) para su correcto procesamiento. Varios científicos afirman que los lácteos vacunos son la principal causa de alergias alimentarias [2]. Tal es así, que la Asociación Americana de Pediatría desaconsejó su uso en niños y recientemente el Jefe de Gastroenterología del Hospital de Niños de La Plata afirmó que el 80% de los chicos son alérgicos a la leche vacuna. Esto también se extiende a los adultos y a todos los derivados lácteos.



El gluten del trigo

Algo similar ocurre con la principal proteína del trigo, cuya característica reactiva se está comenzando a aceptar a partir del problema celíaco [3]. El gluten es la componente proteica de cereales como el trigo, la cebada, el centeno o la avena. Sin embargo no todo el gluten es igual: la avena, por ejemplo, ha sido estudiada en celíacos y resulta perfectamente tolerable para ellos. Obviamente que siendo el cereal predominante en nuestra moderna alimentación (y por tanto el más manipulado desde el punto de vista agrícola), el trigo es la fuente de gluten más abundante y más problemática.

El gluten del trigo esta formado por dos proteínas: glutenina y gliadina. Tiene la propiedad de fermentar fácilmente en presencia de agua y levaduras. Precisamente esta capacidad y su elevada presencia en el trigo (incrementada aún más por la moderna modificación genética que ha logrado variedades “alto” gluten), ha hecho que este cereal desplace a sus pares en cuanto al uso en panificación, dada la consistencia suave y esponjosa que permite obtener. Otra característica del gluten es la de retener el almidón de la harina durante la cocción. Por ello el trigo con alto porcentaje de gluten es usado en la fabricación de fideos y pastas.

A partir de la harina de trigo se obtiene el seitán o carne vegetal. Esto se logra eliminando el almidón, lo cual se consigue artesanalmente al “enjuagar” la harina de trigo bajo un chorro de agua. Así se obtiene una masa grisácea, insípida y elástica con la cual se prepara el seitán, que muchos regímenes vegetarianos usan para reemplazar la carne: el llamado bife de gluten. El valor proteico del seitán resulta bastante pobre, por su ausencia de lisina y treonina, dos aminoácidos limitantes que disminuyen su índice de eficiencia proteica.

Esto también puede lograrse a partir de la harina pura de gluten, que los molinos refinadores ofrecen al separar mecánicamente el almidón de la proteína. Estos molinos ofrecen también la llamada harina glutinosa o glutinada, que es una harina refinada común pero con mayor presencia de gluten, usada en la elaboración de las llamadas milanesas vegetales por su poder ligante o aglutinante. También esta harina da lugar a las famosas tostadas de gluten, que inconsistentemente se aconsejan a pacientes diabéticos, solo por el hecho de tener menos almidón y más gluten.

Por su contenido de mucina, el gluten favorece la formación de moco (desecho coloidal). Por tanto, y como todo alimento mucógeno, los productos con gluten deben contraindicarse en las enfermedades del aparato respiratorio (resfrío, gripe, bronquitis, asma, angina, etc). Además el gluten produce reacciones alérgicas (la celiaquía es su aspecto más visible), inflamación intestinal, migrañas, afecta al funcionamiento tiroideo y provoca fatiga crónica. El gluten es una sustancia pegajosa que se adhiere a las paredes del intestino, lo cual sumado a la falta de fibras vegetales (estimulantes naturales del movimiento intestinal y ausentes en la dieta refinada) y al efecto opiáceo que veremos a continuación, favorece el estreñimiento y la formación del moco colónico.

En sus orígenes evolutivos y durante milenios, el hombre ha consumido granos salvajes, de su habitat natural, enteros y sin excesivo procesamiento. Recién hace ocho mil años el ser humano comenzó a modificar los cereales con la agricultura (selección, transplante a otras zonas geográficas, hibridación y últimamente manipulación genética) y el procesamiento industrial. Esto ha modificado la síntesis de ciertas proteínas presentes en los cereales y ha generado nuevos compuestos con la cocción a altas temperaturas, mientras que las enzimas humanas no han cambiado y resultan aún incapaces de digerir y asimilar estas “nuevas” moléculas.

Son sustancias (el caso de las lectinas del gluten) que causan alergia. Un ejemplo conocido es la enfermedad celíaca, una intolerancia permanente al gluten que produce una lesión severa de la mucosa del intestino delgado, causando diarrea y mala absorción de los nutrientes. En análisis de sangre suelen aparecer ciertos anticuerpos: antiGliadina, antiReticulina y antiEndomisio. Como bien lo fundamenta el Dr. Jean Seignalet [4], proteínas “artificiales” presentes en el trigo, pueden ser causa de ciertas enfermedades: poliartritis reumatoide, esclerosis múltiple, celiaquía, dermatitis herpetiforme, migrañas, diabetes juvenil, depresiones nerviosas, esquizofrenia, Alzheimer, Parkinson, enfermedad de Crohn...

El gluten también está acusado de causar migrañas. La revista "Neurology" ha publicado un informe sobre pacientes con dolores de cabeza e inestabilidad emocional. Las resonancias magnéticas mostraban inflamación del sistema nervioso central. Asimismo se detectaron en sangre "anticuerpos antigliadina". El 90% de los pacientes que llevaron adelante una dieta sin gluten tuvieron alivio total o parcial.

Otro problema del gluten está representado por la cocción. Al cocinar, calentamos los alimentos. El calor, por efecto de las llamadas “reacciones de Maillard”, genera un gran número de moléculas complejas [5], que no existen en estado natural. Dichos péptidos son extremadamente difíciles de descomponer, debido a su conformación no natural, o por inhibir directamente la actividad de las enzimas degradantes [6]. Algunas suelen ser más toxicas o cancerígenas que los pesticidas y conservantes. Las modificaciones moleculares son mayores cuánto más alta sea la temperatura. Como vimos al hablar de los almidones, el pan moderno esta hecho con harina refinada apenas mezclada con agua, leudado instantáneamente y sometido posteriormente a elevada temperatura en un horno eléctrico (aproximadamente 200ºC).


Diabetes, celiaquía, alergias…

El alto poder antigénico de las proteínas lácteas y del trigo, provoca en nuestro sistema inmunológico una excesiva reacción defensiva, que con el tiempo lo debilita y genera una mayor vulnerabilidad a las enfermedades. Esto queda de manifiesto al analizar la génesis de problemas aparentemente inconexos como la diabetes y la enfermedad celíaca.

La diabetes tipo 1, es una enfermedad inflamatoria y crónica, que antes se consideraba propia de niños y jóvenes, pero que ahora se genera también en adultos. Se la considera autoinmune, porque el organismo destruye las propias células beta del páncreas, encargadas de la producción de insulina. La mayor parte de los estudios indican que los niños con diabetes tipo 1 comenzaron a tomar leche de vaca a una edad más temprana que otros niños. Otros estudios han probado que la introducción temprana a una fórmula de leche de vaca aumenta el riesgo de desarrollar diabetes. Investigaciones recientes señalan también una relación entre el consumo de leche vacuna en la infancia y mayor riesgo de diabetes tipo 2 o de adultos [7].

Más allá de estériles clasificaciones, básicamente la diabetes refleja la incapacidad del organismo para utilizar el azúcar proveniente de los alimentos, que se acumula en la sangre. Esta elevación genera numerosos desordenes compensatorios, que conducen a la hipoglucemia (bajo nivel de azúcar en sangre, que provoca acidosis) o a su opuesto: la hiperglucemia (excesivo nivel de azúcar, que produce obstrucción de arterias). Cuando se obstruyen las grandes arterias, se genera predisposición a infartos, derrames cerebrales y mala circulación de los miembros inferiores (amputaciones). Cuando las que se obstruyen son las pequeñas arterias, se ven afectados los ojos, los riñones y el sistema nervioso (incontinencia urinaria, trastornos digestivos, disfunción eréctil…)

Dentro de las posibles causas de la diabetes, se encuentra el daño de la mucosa intestinal y una permeabilidad incrementada como factor desencadenante de la respuesta autoinmune de la persona susceptible. Para entender mejor esta relación debe saberse que en el sistema digestivo se encuentra el 70% del sistema linfático humano. Entre otras cosas, el sistema linfático protege al organismo brindando respuesta inmune. Estratégicamente, el sistema linfático se encuentra en lugares expuestos al ambiente, como por ejemplo los intestinos. Allí intercepta a los microorganismos invasores y toxinas, antes que puedan difundirse ampliamente por todo el organismo. El tejido linfoide del tubo digestivo, como así también de la garganta y faringe, queda expuesto de inmediato a los antígenos que lo invaden.

Cuando el niño nace, no tiene un sistema inmune maduro y posee permeabilidad intestinal, pero su único alimento, la leche materna, aporta los anticuerpos necesarios: las IgA. La leche vacuna no aporta IgA y allí comienzan los problemas de sobre exigencia inmune y demanda de anticuerpos. Por ello muchos estudios relacionan la lactancia materna prolongada con la menor incidencia de diabetes. Luego se introduce otra proteína antigénica como el gluten, y el problema se agiganta. Ciertos estudios demuestran que evitar el gluten en la alimentación promueve el crecimiento y genera cambios benéficos en la dosificación de la insulina [8].

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[1] Antes de la aparición de los adhesivos sintéticos, la famosa “cola de carpintero” se elaboraba con caseína láctea.

[2] El nutricionista John Mc Dougall en “Dairy products and eggs are avoided on a health” y el Dr. Frank Oski en “Don’t drink your milk”.

[3] La celiaquía se define como síndrome de malabsorción debida a la atrofia de las vellosidades del intestino delgado, cuyos síntomas remiten frente a la absoluta ausencia de gluten en la dieta.

[4] Ver el libro “La alimentación, la tercera medicina” (Editorial RBA Integral).

[5] Productos finales de glicación avanzada, aminas heterocíclicas, beta carbolinas y otros compuestos mutagénicos similares a los detectados en el humo de los cigarrillos. Solyakov, A. et al, Heterocyclic amines in process flavours, process flavour ingredients, bouillon concentrates and a pan residue. Food Chem. Toxicol. 1999/37 (1)/1-11., Skog, K. et al, Analysis of nonpolar heterocyclic amines in cooked foods and meat extracts using gas chromatography-mass spectometry. J. Chromatogr. A. 1998/803 (1-2)/227-233., Stavric, B. et al, Mutagenic heterocyclic aromatic amines (HAA's) in 'processed food flavour' samples.Food Chem. Toxicol. 1997/35(2)/185-197., Wakabayashi, K. et al, Human exposure to mutagenic / carcinogenic heterocyclic amines and comutagenic beta-carbolines. Mutat. Res. 1997/76 (1-2)/253-259., Galceran, M.T. et al, Determination of heterocyclic amines by pneumatically assisted electrospray liquid chromatography-mass spectometry. J. Chromatogr. A. 1996/730 (1-2)/185-194., Gross, G.A. et al, Heterocyclic aromatic amine formation in grilled bacon, beef and fish and in grilled scrapings. Carcinogenesis 1993/14 (11)/2313-2318., Sugimura, T. et al, Mutagenic factors in cooked foods. Crit. Rev. Toxicol. 1979/6 (3)/189-209.

[6] Dutta, A.S., Small Peptides, Chemistry, Biology and Clinical Studies, Amsterdam 1993 / 550-556, 560.

[7] Geraldine Maurer - Lima, Perú, febrero 2007 - http://www.altertanutricional.org/

[8] O.I.Saadah y col. Effect of gluten-free diet and adherente on growth and diabetic control in diabetic with coeliac disease. Arch.Dis,Child 2004, 89.Extraído del libro “Lácteos y Trigo”

domingo, 10 de octubre de 2010

LOS PUEBLOS GUARDIANES

Las sagradas semillas americanas de centro y sudamérica "redescubiertas" hace pocos años son manantiales de vitalidad y reaseguro de la multiplicación vegetal pero sobre todo de preservación y multiplicación de las herramientas culturales.

domingo, 5 de septiembre de 2010

EL AMARGO DULCE DE MONSANTO

Caloría, es una palabra que hoy se asocia al ámbito de la nutrición. Al hablar de bajas calorías  inmediatamente uno asocia la expresión al cuidado del cuerpo, a la noción de algo saludable. Este es otro de los trabajos que la industria a través de los nutricionistas modernos y la publicidad han hecho casi a la perfección y ha calado hondo en nuestro inconsciente.
Este enfoque es como mínimo, unidimensional y reduccionista y debe ser urgentemente revisado, hay demasiados estudios y evidencias del daño que ha ocasionado lo "diet" en las últimas décadas a la salud de la población.
La estrella, el producto paradigmático de la alimentación dietética es hoy el aspartamo, marca registrada de Monsanto.


EDULCORANTES


Engañando al cuerpo

Así como se busca “emparchar” las carencias que genera la refinación con agregados, con los edulcorantes no calóricos se busca “remendar” el desorden generado por la avalancha de azúcar en sangre. El mensaje suena atractivo: reemplace azúcar por edulcorante y problema resuelto. Fácil para el consumidor y lucrativo para la industria del “diet”. Pero la realidad no es tan simple.

En primer lugar, se generaron endulzantes de síntesis química, de probado efecto tóxico. Nuestro Código Alimentario autoriza el uso de sacarina, ciclamato y aspartame. Sobre este último existen infinidad de estudios que demuestran su toxicidad [1]. Sobre el ciclamato, sus probados efectos cancerígenos han generado su prohibición en países del primer mundo, como Estados Unidos. También la sacarina ha sido prohibida en países como Francia y Canadá.

Más allá de los efectos cancerígenos y neurológicos, otro “problema” de los edulcorantes sintéticos es que son más baratos que el azúcar y por tanto se utilizan a destajo por una cuestión de menor costo final. Esto expone a grandes grupos de consumidores (cuidadosos de su salud o incautos) a la ingesta de altas cantidades (“total es light”) de innecesarias sustancias ensuciantes. Este riesgo se magnifica en los niños, quienes por su menor masa corporal, arriban con mayor rapidez a los umbrales de toxicidad.

Aparentemente todo estaba resuelto con la “aparición” de un edulcorante vegetal: la yerba dulce (stevia rebaudiana) que los indígenas guaraníes recolectaban en el monte. En este caso, si bien surgieron las clásicas refinaciones para disponer solamente del principio endulzante puro (esteviósido), es posible acceder a sus formas más naturales (hierba, extractos integrales).

Sin embargo, sintéticos, refinados o naturales, los edulcorantes no calóricos, como los define la ley, comparten una característica: “engañan” al cuerpo. Al aparecer el sabor dulce, el organismo pone en marcha una serie de mecanismos [2] de preparación para metabolizar los azúcares que se avecinan (secreción de mensajeros y hormonas, como la insulina).

Pero luego del sabor dulce, los carbohidratos no llegan y el circuito queda trabajando en vacío, con el consiguiente daño para el cuerpo. La insulina circulante en sangre actúa sobre el habitual azúcar de reserva, generando hipoglucemia y el consecuente “apetito”. O sea que lejos de resolver el problema, los edulcorantes aumentan la toxemia, la ansiedad… y la obesidad!!!

No por caso los pragmáticos criadores alemanes de cerdos usan la sacarina como agente de engorde, por su efecto obesogénico. Un reciente estudio estadounidense [3] demostró que la ingesta cotidiana de gaseosas “diet” incrementan un 67% el riesgo de desarrollar diabetes tipo II (de adulto) y generan otras alteraciones metabólicas.

Y no olvidemos la masiva exposición a estos compuestos. Recientemente una investigación de la Charité Universitätsmedizin de Berlín, alertó sobre los problemas del edulcorante sorbitol (E420), muy usado en golosinas y alimentos dietéticos [4]. El sorbitol se absorbe muy mal en el intestino. Cantidades relativamente pequeñas (4 chicles lights) causan síntomas gastrointestinales como gases, hinchazón y calambres intestinales, en función de la cantidad ingerida. Dosis más altas pueden causar diarrea osmótica… casi nada, comparado con los efectos del ciclamato o el aspartame…

"Me cuido, tomo edulcorantes"

Hemos visto lo que significan los edulcorantes, tanto a nivel de “engaño” al cuerpo, como de daño generado por los productos de síntesis química, de probada toxicidad. Al consumir alimentos edulcorados artificialmente, estamos movilizando mecanismos, como la hipoglucemia, que derivan en ansiedad y mayor consumo de alimentos, tal como vimos en el capítulo anterior.

¿Por qué nos apetecen los dulces? Básicamente porque el azúcar levanta rápidamente el ánimo, a través del incremento de serotonina en el cerebro. Y para activar este circuito de mensajeros hormonales (del cual es parte la insulina) hace falta azúcar. Como los edulcorantes no la proveen, el cuerpo la pide a través de harinas y féculas, en definitiva, distintas formas de azúcar. El reclamo por este tipo de alimentos se hace ostensible, al igual que sus efectos obesogénicos. Pero claro, la gente dice “yo me cuido y uso edulcorantes”.

Un dato que sirve para demostrar que todo esto no es ignorado por la comunidad científica e industrial. En Alemania la sacarina figura en la reglamentación de alimentos autorizados para cría animal como “sustancia estimulante del apetito”, ya que es utilizada como eficaz agente de engorde en la cría de cerdos. Vimos también cómo demostraron en EEUU que la ingesta regular de gaseosas dietéticas incrementa un 67% el riesgo de desarrollar diabetes tipo II y desordenes metabólicos. ¿Piensa seguir con los “saludables” edulcorantes?

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[1] Ver http://www.theecologist.net/files/articulos/29_art1.asp

[2] Respuesta de fase cefálica, del libro “Buen Provecho” de Udo Pollmer

[3] Universidad de Ciencias de la Salud de Texas (EEUU), realizado entre 2000 y 2007, y difundido en Diabetes Care el 16.1.09.

[4] Ver www.elmundo.es/elmundosalud/2008/01/10/medicina/

Extraído del libro "Nutrición Depurativa"

COMIDA ADICTIVA

Porqué cuando tomamos una gaseosa, comemos comida rápida o muchos alimentos industrializados, más temprano que tarde ni bien volvemos a pensar en ese alimento o nos topamos con una publicidad que nos muestra una imagen nos morimos de ganas de reincidir?

Porqué tomamos excesivas cantidades de gaseosas? Recuerdan que antes las botellas grandes eran de un litro y en una mesa familiar era harto suficiente para varias personas? Hoy el promedio de los tomadores de gaseosas es de un litro y medio por persona por día.
Ni que hablar de lo compulsivos que se vuelven los que  concurren a McDonalds y cadenas similares.....

Pero hay más! no creamos que si no tenemos esos hábitos nos habremos librado de la comida adictiva.
Los aditivos que fidelizan el consumo de las personas prácticamente se encuentran hoy en la mayoría de la comida industrializada.
La industria ha conseguido deformar nuestra capacidad de apreciar los sabores propios de los alimentos.
Si por ejemplo pensamos en jugo de manzanas, muchas veces viene a nuestra mente el gusto del jugo de caja cuya propaganda encima reza "la sana costumbre", cuando el sabor natural de las manzanas dista bastante de ese gusto acentuado y artificial. Lo mismo ocurre con las sopas de sobre, las pastas semi preparadas de paquete con por ejemplo sabor a bolognesa, o el arroz con gusto a paella y así sucesivamente.
Sabemos que la industria no es inocente, no sólo introduce allí esos sabores para complacernos y para ahorrarnos el trabajo de cocinar, lo hace por razones estrictamente económicas -que otras razones tendrían?-.
Con hallazgos como el glutamato monosódico, encontraron la llave para generar compradores compulsivos y adictos a sus marcas.
A continuación publicamos un completo y excelente informe que echa luz, sobre el oscuro mundo de la alimentación moderna.

GLUTAMATO


La nicotina alimentaria

El glutamato monosódico (GMS) se ha convertido en el aditivo “adictivo” por excelencia. Originado en Oriente (ajinomoto), su peligrosidad tomó estado público al ser acusado de generar el "síndrome del restaurante chino". Utilizado como potenciador del sabor, está legalmente habilitado para el uso y suele aparecer como E-621 u otras denominaciones que esconden su presencia.

¿Qué es el glutamato monosódico? El GMS es una sal sódica obtenida a partir del aminoácido glutamina. Dicho aminoácido libre (no esencial) es abundante en el organismo (músculos, cerebro), en alimentos proteicos (lácteos, carne, pescado, hongos) y en vegetales (perejil, espinaca, tomate). La glutamina puede atravesar la barrera hematoencefálica [1] y una vez en el cerebro, es convertida en ácido glutámico, esencial para la función cerebral y la actividad mental (por eso se lo conoce como “combustible del cerebro”). También participa en el mantenimiento del tejido muscular, en el adecuado balance ácido-alcalino corporal, en la síntesis de la replicación genética y en la salud del tracto intestinal, al mantener la adecuada permeabilidad de la mucosa.

El ácido glutámico se aisló por primera vez en 1866, y en 1908 Kikunae Ikeda descubrió que era el componente responsable del efecto saborizante del caldo de alga kombu (laminaria japónica), usado tradicionalmente en la cocina japonesa. Ikeda desarrolló un método para obtener cristales refinados de sabor neutro, de uso más práctico como resaltador de sabor en alimentos. Fermentando melazas en ambiente controlado y usando microorganismos (Corynebacterium glutamicum), Ikeda lograba obtener cristales purificados de fácil utilización sobre cualquier tipo de alimento y sin sabores añadidos: el glutamato monosódico refinado.

En base a este descubrimiento, se formó en Japón la empresa Ajinomoto Co, la cual masificó el uso del GMS en la cocina oriental e identificó al producto con su marca [2]. Tras la rendición de Japón a EEUU en la 2ª guerra mundial, muchos secretos científicos nipones pasaron a los vencedores. Dentro de estos secretos estaba este aditivo para comidas, usado en las raciones de los soldados japoneses, y que intrigaba a los americanos porque daba buen sabor aún a la comida de peor calidad.

En 1948, en una conferencia en Chicago se presentó el GMS y sus virtudes, a un grupo de compañías de alimentos (Oscar Mayer, General Foods, Kraft…) con el suficiente poder económico para comprar y usar este nuevo y adictivo ingrediente secreto. Los resultados fueron impresionantes, pues los consumidores desarrollaban lealtad a los productos de algunas marcas, a pesar de su pobre calidad. Gracias a la presencia del GMS, las mediocres comidas industriales evidenciaban buen sabor, se consumían abundantemente y la gente se hacía fiel consumidora.

Al masificarse su producción (método por fermentación de residuos de la industria azucarera) y reducirse los costos, las pequeñas empresas también podían hacer uso de este ingrediente. Los restaurantes que usaban GMS mostraron un gran retorno en su inversión. Cadenas que enfatizaban sus sabores a través del uso de hierbas y especias, comprendieron rápidamente los beneficios del nuevo saborizante. De pronto, comidas caseras que llevaban mucho tiempo, podían replicarse rápidamente en restaurantes de comida rápida, aún con ingredientes de baja calidad.

El GMS se convirtió en un común denominador de los alimentos industriales de escala. Además de restaurantes, al GMS se lo encuentra en fiambres, hamburguesas, snacks, mezclas de especias, alimentos conservados y procesados, sopas de sobre, cubitos de caldo, papas fritas, aliños para ensaladas, condimentos para carnes grilladas, salsas, mayonesas, etc. En comedores de fábricas, escuelas y hospitales se sirven toneladas de GMS.

Desde hace décadas se viene relacionando el consumo de GMS con una serie de síntomas más o menos específicos conocido como "síndrome del restaurante chino", pues dicho ingrediente se usa mucho en la cocina oriental. Los síntomas consisten en: cefaleas, opresión torácica, sensación de calor y hormigueo, rigidez y/o debilidad en las extremidades, aturdimiento, enrojecimiento facial y molestias gástricas. Pero ello no es todo. Como veremos en este informe estadounidense, que publicamos completo en razón de su influencia sobre la salud y la nutrición, hay grandes intereses económicos que velan por su abundante uso y que acallan evidencias acerca de su peligrosidad.

Desconociendo evidencias

Si bien hay muchos estudios sobre el efecto del GMS en la salud [3], tal vez la contribución más importante haya sido la de John Edward Erb, autor del libro “El lento envenenamiento de América” (www.spofamerica.com). Este investigador de la Universidad de Waterloo (Ontario, Canadá) descubrió algo impactante mientras reunía evidencia científica para su libro. En cientos de estudios en todo el mundo, los científicos estaban creando ratones y ratas obesas, para usar en estudios y pruebas de dietas o diabetes.

Ninguna raza de ratas es obesa por naturaleza, así que los científicos las creaban; hacían a estas criaturas mórbidamente obesas, inyectándolas con GMS apenas nacían. El GMS triplica la cantidad de insulina que el páncreas produce, causando que las ratas (¿y los humanos?) desarrollen obesidad. Incluso los investigadores tienen una denominación para los roedores obesos que crean: “Ratas tratadas con GMS”. Comprobando la infaltable presencia de GMS en la mayoría de los alimentos industrializados, Erb profundizó su razonamiento. ¿No es llamativo ver el número de víctimas de problemas de salud que van del autismo a la diabetes o el Alzheimer, incrementándose a una velocidad record?

Durante los años 70 hubo un movimiento acerca del GMS y la generación de diversos síntomas, desde dolores de cabeza hasta nauseas. Entonces apareció un grupo ante el gobierno norteamericano: Glutamate Association ó Asociación del glutamato. Esta organización, integrada exclusivamente por fabricantes y procesadores de comida que usan el aditivo, fue creada para manipular los puntos de vista de los políticos y la gente acerca de la seguridad del GMS, y proteger sus intereses. Cuando los consumidores comenzaron a demandar alimentos sin GMS, los fabricantes escondieron el glutamato bajo nuevos nombres de ingredientes: proteína vegetal hidrolizada, suavizante natural de carnes, resaltador de sabor, extracto de levadura, saborizante natural, etc.

En 1992, la FDA (Agencia Federal de Drogas y Alimentos) solicitó una revisión de 350 páginas acerca de la seguridad del GMS. La revisión en sí, confirmó el miedo de la gente sobre los efectos de este químico:

"Un indeterminado porcentaje de la población puede que reaccione y desarrolle el complejo de síntomas del GMS, una condición caracterizada por uno o más de los siguientes síntomas: sensación de quemazón en la parte de atrás de cuello, brazos y pecho; cosquilleo en la parte de atrás del cuello, radiando hacia los brazos y la espalda; sensación de agujas, calor y debilidad en la cara, los lados de la frente, la parte alta de la espalda, el cuello y los brazos; presión facial o tirantez; dolor de pecho; dolor de cabeza; nauseas; latido rápido del corazón; espasmos bronquiales (dificultad al respirar) en personas con asma, intolerantes al GMS; mareos; debilidad. En personas saludables que son intolerantes al GMS, los síntomas tienden a ocurrir dentro de una hora después de ingerir 3g o más de GMS en un estomago vacio, con o sin otra comida. Una porción típica de comida tratada con GMS contiene menos de 0,5g. La reacción tiende a ocurrir cuando el GMS se ingiere en cantidades elevadas o en un líquido, como en una sopa". Federación de Sociedades Americanas de Biología. Presentado al FDA en 1992.

La FDA ignoró completamente el reporte. No solicitaron ninguna otra prueba para encontrar cual era el “indeterminado porcentaje” de la población que estaba reaccionando al GMS. Por el contrario, permitieron que continuara con su estatus de “GRAS”, término que quiere decir Generalmente Reconocido Como Seguro (Generally Regarded As Safe). Si un químico está en dicha categoría, el gobierno no impone límite a su uso en alimentos. Este hecho es alarmante considerando que una cucharada de GMS podría matar a un perro. Aun más alarmante es que el GMS ha sido usado en cientos de experimentos en miles de animales de laboratorio a través de los últimos treinta años. Científicos usan GMS para replicar el daño al cerebro por embolia. Ellos inyectan el GMS en un área del cerebro y en momentos las neuronas se sobreexcitan y mueren. También lo inyectan a ratas para hacerlas obesas y causar una condición de pre-diabetes. La cantidad de GMS para crear estos efectos se mide en miligramos. Menos de la cantidad que consumimos en un manojo de snacks.

Los científicos clasifican a los químicos que destruyen las neuronas del cerebro como excitotoxinas. GMS es uno de los químicos mas excitotóxicos que se pueden encontrar en el cuerpo. El cerebro está repleto de neuronas que están específicamente codificadas para recibir GMS. Cantidades excesivas de GMS sobre estimulan a estas neuronas hasta que mueren. La FDA ha expresado durante la última década que el cerebro está protegido del exceso de GMS debido a la barrera hematoencefálica. Sin embargo la lista de síntomas proporcionada al FDA por el reporte FASEB de 1992 revela una ruptura en esta barrera.

La FDA discute que la placenta mantiene al feto en desarrollo, libre de daños del GMS. Esta aseveración es falsa. El feto empieza a formarse días antes que la barrera placentaria esté completamente instalada. Cualquier químico en la sangre de la madre, fluye directamente al bebe en desarrollo. Un estudio de 1987 [4] encontró que el GMS en la dieta de la madre embarazada causó muerte neuronal y daño cerebral en los fetos. El estudio concluía: "Estas observaciones aumentan la posibilidad de envenenamiento trans placentario en fetos humanos después del consumo de comida rica en GMS por parte de la madre". Es llamativo que un estudio que prueba que un aditivo usado en nuestra comida en cantidades ilimitadas, causa muerte a los cerebros de los fetos, ni siquiera aparece como noticia.

Además de estas evidencias ignoradas, Erb en su libro detalla más de cien estudios médicos publicados que se han ocultado al conocimiento público en los últimos treinta años; estudios que prueban la relación entre el GMS y déficit de atención (DDA), adicción, alcoholismo, alergias, esclerosis lateral amiotrófica, Alzheimer, asma, fibrilación auricular, autismo, diabetes, depresión, mareos, epilepsia, fibromialgia, golpe de calor, hipertensión, hipotiroidismo, hipoglucemia, síndrome de intestino irritable, inflamación, migraña, esclerosis múltiple, obesidad, tumores en hipófisis, ataques de pánico, rosácea, trastornos del sueño, problemas de oído (tinitus), problemas de visión. El sitio www.msgtruth.org ofrece abundante evidencia.

Garantizado el consumo

Si el GMS es nocivo para el cerebro, ¿por qué es añadido a casi todos los alimentos industriales? La respuesta es una sola: el GMS es una substancia adictiva. La misma Asociación del Glutamato lo reconoce: “Estudios han demostrado que el añadir GMS a ciertos alimentos tales como sopa y puré de papas ha sido exitoso en incrementar el consumo del alimento". Incluso afirman que este efecto es saludable para los ancianos, que suelen tener inapetencia.

El GMS añadido a la comida hace que el consumidor quiera más de esa comida. Estudios muestran que cuando se ofrece una opción entre comidas similares, la gente preferirá aquella que tiene el GMS. Esta adicción a comidas lleva a un incremento en ventas para las compañías que usan GMS. Durante el gobierno de George Bush, se aprobó a las apuradas en el Congreso un proyecto de ley denominado “Personal Responsibility in Food Consumption Act” (Ley de responsabilidad personal del consumo de alimentos). Dicho proyecto impide que un consumidor le pueda hacer juicio a los fabricantes, vendedores y distribuidores de alimentos, aún cuando pueda demostrar que han utilizado una sustancia química adictiva en sus alimentos. Como el nombre bien lo dice, el consumidor asume responsabilidad personal por el consumo. La industria alimenticia aprendió mucho de la industria del tabaco. ¿Se imagina lo que sería si los grandes del tabaco hubieran tenido una legislación como ésta, antes de que alguien advirtiera sobre los efectos de la nicotina?

John Erb llevó sus preocupaciones a uno de los funcionarios de salud más altos del gobierno de Canadá. Mientras estaba sentado en la oficina gubernamental, el funcionario le dijo “¡Seguro, yo sé lo malo que es el MSG!” Pero el funcionario del gobierno se negó a comunicar al público lo que sabía. Los grandes medios tampoco están interesados en informar al respecto, temiendo problemas legales con los anunciantes. Saben que la caída de la industria de alimentos rápidos podría dañar su margen de ganancias.

GMS, hiperactividad y autismo

En abril de 2004 John Erb presentó su teoría de asociación entre el consumo de GMS y el autismo, en un congreso estadounidense sobre la materia. Dada la importancia del tema, tratamos de reproducir textualmente dicha enunciación.

“El número de casos de autismo en el mundo ha llegado a proporciones epidémicas. De acuerdo a datos recientes, hay un nacimiento autista cada 156. Esta tasa es ahora más alta que ningún otro defecto de nacimiento. Cuando se considera el género, sin embargo, el número es peor. El autismo ataca más a niños que a niñas, así que la chance de tener un niño con autismo puede que sea una en cien. Antes de 1950, tan solo había un manojo de casos en el mundo entero, pero la virulencia del autismo esta acrecentándose un 500% cada década. A este paso de crecimiento, para el 2014, es posible que uno de cada cinco niños nacidos pueda sufrir autismo.

Habiendo trabajado como consejero y administrador de casos en el cuidado de individuos autistas por más de quince anos, conozco las dificultades que el Autismo impone tanto al niño como a su familia. En 2002, preocupado por la salud de nuestros niños, mi esposa y yo comenzamos a investigar los aditivos en los alimentos. Lo que descubrimos nos causo tal impacto que nos inspiró a escribir el libro “El lento envenenamiento de América”, donde se examina la conexión entre autismo y GMS en la dieta de las madres en espera.

El GMS es una excitotoxina, estimulando las neuronas hasta que mueren. En el embarazo, ¿cómo se afectan las células del cerebro que apenas se están formando? Poca investigación médica se ha hecho en este campo, lo cual es sorprendente considerando las recomendaciones del estudio de 1987. Durante la investigación encontré muchos estudios que muestran variedad de maneras en las que el GMS puede afectar al cuerpo humano. Según nuestra opinión, el GMS introducido durante el primer mes de desarrollo fetal causa autismo, así como síndrome Asperger y desorden de atención hiperactiva.

• El GMS sobre estimula el cerebro y el cordón cerebral durante su desarrollo en el vientre.

• El GMS es un combustible para el cerebro. El crecimiento de las células pasa sin los controles apropiados. El cerebro en formación, aún sin protección de la barrera de la placenta, se desarrolla demasiado rápido. Este sobre desarrollo podría resultar en la destrucción total de partes del cerebro. El área de Broca, responsable del desarrollo del habla, podría ser una de las aéreas afectadas. Esto podría explicar la grave inhabilidad de muchos niños autistas para llegar a aprender a hablar.

• Al mismo tiempo, ciertas áreas del cerebro (responsables de las matemáticas o la música, por ejemplo), podrían llegar a desarrollarse altamente. Esto puede explicar el fenómeno de los savants (superdotados) autistas, quienes tienen áreas de brillantez total, mientras no pueden llegar a dominar habilidades sencillas.

• Antes de 1940, los síntomas del autismo eran vistos raramente en gente con incapacidades mentales. Con la introducción del GMS, los síntomas estaban afectando a suficientes niños como para requerir un nuevo nombre para el síndrome.

• El crecimiento del autismo se encuentra directamente correlacionado con el incremento del uso del GMS en la dieta. El autismo ha llegado a ser más común desde que la comida de restaurantes y procesada ha llegado a ser tan popular en la dieta.

• Los síntomas del autismo en niños han llegado a ser más severos desde que los primeros casos se documentaron. El uso de GMS en cantidades cada vez mayores en la dieta, pueden explicar porqué las condiciones del desorden han llegado a ser más extremas.

• Los genes de la madre pueden determinar que tan susceptible es el niño al envenenamiento con GMS en el útero.

Es posible que la cantidad del daño que el GMS causa al feto, ocurra en una escala según la cantidad de GMS ingerida y la sensibilidad del feto. Tal vez si el feto es afectado ligeramente por el GMS, el niño pueda nacer con ADHD. Más GMS/más alta sensibilidad genética, puede manifestarse en el niño como síndrome de Asperger, mientras que la mayor exposición/más alta sensibilidad, pueda resultar en autismo en sus varios grados.

Esta es aún una teoría sin probar. Pero existen más de cien estudios publicados en los cuales se ha probado que el GMS causa obesidad en el 100% de los sujetos estudiados. Si se puede influir a niños recién nacidos con una simple inyección bajo la piel, ¿qué daño puede provocar el GMS en el niño que aún no ha nacido, cuyo cerebro todavía está en desarrollo? De la investigación que he revisado, creo que la hiperactividad y los comportamientos OCD de niños sufriendo de autismo, síndrome Asperger y ADHD pueden ser relacionados a niveles anormalmente altos de dopamina en el sistema nervioso central. En el libro presentamos evidencia apoyando el uso de melatonina para contrarrestar naturalmente la dopamina.

Personalmente he tenido gran éxito al usar melatonina, creada naturalmente por la glándula pineal, para reducir los comportamientos de ADHD, de los cuales a mí y a dos de mis hijos nos han diagnosticado. Muchos padres con los cuales he estado en contacto han empezado a darles melatonina a sus niños con autismo. Así mismo han quitado todas las fuentes de GMS de la dieta de sus niños. Los padres han reportado que la melatonina ha dado a sus hijos: un mejor ciclo de sueño, reducción en arrebatos de hiperactividad, reducción de comportamiento abusivo hacia ellos mismos, reducción de agresividad, mejoramiento al enfocarse y en su concentración. Estos descubrimientos no han sido estudiados en una situación experimental controlada, pero para los padres que la están usando, la melatonina ha hecho una considerable diferencia.

Conclusión: Los niños sufren de autismo hoy en día, no debido a alguna falla propia o de sus padres, sino debido a la industria alimenticia, manejada por la avaricia de las corporaciones. Desde el desarrollo de esta teoría (mayo de 2003), no he encontrado a un profesional de la salud que tenga prueba definitiva que mi teoría no tiene fundamento. Tal vez esta teoría pueda ser la pieza del rompecabezas que tantos han estado buscando. Si estoy en lo correcto, y el GMS introducido al feto en desarrollo es la causa del autismo, entonces podríamos terminar esta epidemia ahora mismo, simplemente al demandar que remuevan esta substancia toxica de la provisión de comida. Sin nuevos casos de nacimientos autistas, los fondos disponibles se podrían dirigir a los miles de casos de autismo que tenemos en el presente, en lugar de millones más que tendremos en los años venideros. Una vez que la causa de una enfermedad se determina, la cura es más fácil de descubrir”.

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[1] Pared de los capilares encefálicos, que dificulta o impide el paso de determinadas sustancias de la sangre al sistema nervioso.

[2] El nombre ajinomoto, creado por Ikeda, significa “esencia del gusto”.

[3] Basta acceder a la Biblioteca Nacional de Medicina de EEUU en http://www.pubmed.com tecleando las palabras Obesidad GMS para hallar más de cien estudios médicos que ahí aparecen, algunos de ellos de los años 70. He aquí algunos a modo de ejemplo:

La rata obesa GMS como modelo para el estudio del ejercicio en obesidad. Gobatto CA,, Mello MA, Souza CT, Ribeiro IA. Res Común Mol Pathol Pharmacol. 2002.

La adrenalectomía suprime la liberación de serotonina hipotalámica inducida por los alimentos tanto en las ratas normales como las obesas por GMS. Guimaraes RB, Telles MM, Coelho VB, Mori C, Mascimento CM, Ribeiro Brain Res Bull. 2002 agosto.

Obesidad inducida por el tratamiento neonatal con GMS en ratas espontáneamente hipertensas: un modelo animal de múltiples factores de riesgo. Iwase M. Yamamoto M. Iino K., Ichikawa K., Shinohara N., Yoshinari Fujishima Res. 1998 marzo.

Lesión hipotalámica inducida por inyección de GMS durante la lactancia y el subsiguiente desarrollo de la obesidad. Tanaka K., Shimada M., Nakao K., Kusunoki Exp. Neurol. 1978 oct.

[4] Neurotoxicity of monosodium-L-glutamate in pregnant and fetal rat (Neurotoxicidad del GMS en rata embarazada y feto). Toth L, Karcsu S. Feledi J. Kreutzberg GW Dept. de Anatomia, UMS, Szeged, Hungría 1987.

Extraído del libro "Nutrición Depurativa"

sábado, 14 de agosto de 2010

GERMINADOS

ALIMENTARNOS CON VIDA

GERMINACION



BREVE RESEÑA:

La germinación de las semillas es un procedimiento realmente sorprendente, más fascinante aún es el hecho de llevarlo a cabo en nuestras cocinas para obtener superalimentos de una riqueza inusitada.

Con un equipamiento muy básico y económico que consiste simplemente en frascos de vidrio, banditas elásticas, tela de tul y un escurridor de platos podemos cultivar alimentos en pocos días. Otra forma de germinar, ésta vez en tierra, requerirá de pequeñas bandejas o macetas plásticas tipo jardineras o también pueden servir las asaderas del horno; un poco de tierra fértil y un rociador.

Con estos pocos elementos podemos construir una verdadera mini-huerta interior.

Lo verdaderamente interesante desde el punto de vista nutricional es como se transforma completamente la composición de la semilla en pocas horas y como en pocos días aparecen sustanciasnutritivas que no estaban presentes o que estaban en muy baja proporción.

Esto ocurre porque al germinar estamos propiciando la aparición de la vida que estaba latente en la semilla esperando ser puesta en marcha. En este proceso la rueda vital se pone en marcha y aparece una nueva plantita.

El momento en que la planta es un pequeño brote, será irrepetible en toda su vida y es el momento de mayor esplendor, vitalidad y concentración de nutrientes.

La semilla sabemos que es la forma que tienen las plantas para asegurarse su reproducción, justamente por ello en ella se almacenan sustancias nutritivas de reserva que posibilitarán su crecimiento.

A su vez al brotar cambia velozmente su composición química , se incrementa en forma espectacular el contenido de vitaminas, aparecen enzimas que no estaban presentes previamente, se desdoblan sustancias complejas en sustancias más simples que por ende nuestro organismo las metaboliza mejor. Por ejemplo:


-Las PROTEÍNAS pasan a ser AMINOÁCIDOS libres que asimilamos con facilidad

-Los ALMIDONES se desdoblan en AZÚCARES SIMPLES 100% digeribles

-Aumenta la concentración y se generan nuevos aminoácidos.

-Se sintetiza la VITAMINA C que las semillas secas no contienen

-Aumenta el contenido vitamínico y crece en forma espectacular su concentración, algunos ejemplos

son:

-Vitamina A: en poroto MUNG aumenta 100% en 48 hs. Y 370% en 72 hs.

-Vitamina B2: en ALFALFA crece más del 300% en 96 hs.

en LENTEJA crece más del 550% en 96 hs.

en CEBADA crece más del 800% en 96 hs.

y en AVENA crece más del 1400% en 96 hs!

-La necesaria Vitamina B12 aumenta por ejemplo en la ARVEJA más del 650%.

-Los incrementos de las Vitaminas de los grupos D Y E también son espectaculares.

-Aparecen y se incrementan los oligoelementos, un ejemplo: el Zinc en la ALFALFA pasa de 6.8mg. a 18mg. El zinc es necesario para importantes funciones corporales y hoy está casi ausente en la alimentación debido a que los suelos agotados por la agricultura carecen de él.

Los brotes de alfalfa son de los más fáciles de preparar.


-Las GRASAS se convierten en ÁCIDOS GRASOS libres.

-Los MINERALES como el CALCIO, el HIERRO y otros se vuelven asimilables.




BENEFICIOS:



Desintoxican el organismo

Regulan la función intestinal

Regeneran la sangre –ideal para anémicos-

Tonifican el sistema nervioso

Regulan la producción de insulina y estimula el páncreas –ideal para diabéticos-

Corrigen carencias de minerales calcio, hierro, zinc, magnesio, etc. –recomendables en osteoporosis-

ALCALINIZAN el cuerpo, contrarrestando el efecto acidificante de la dieta actual (alimentos procesados en forma industrial, café, bebidas colas, carnes, etc.)

Ayudan en los problemas cutáneos

Modulación del colesterol

Son antioxidantes, retardando el proceso de envejecimiento celular.



EQUIPAMIENTO:


- Frascos de Vidrio de 1,2 o 3 litros

- Tela de tul o gasa

- Bandas elásticas

- Bandejas o escurridores de vajilla

- Agua (mejor hervida)



PROCEDIMIENTO:


El tamaño ideal para el germinado a nivel familiar es el de los frascos de 2 litros de capacidad,

en ellos las semillas caben con comodidad y tenemos menos riesgos de enmohecimiento.

Para este tamaño de recipiente la cantidad de semillas a colocar es de una taza.

Por una cuestión de practicidad vamos a colocar un trozo de tul o gasa para tapar la boca del frasco y para asegurar la tela se pone una banda elástica de sostén.

De esta manera todas las operaciones se realizan en forma sencilla.

Una vez colocadas las semillas y armado el frasco se agrega agua y se remueve y enjuaga varias veces -hasta que el agua esté clara- esto es para quitarle el polvo o la suciedad.

El segundo paso es dejar las semillas en remojo unas horas o toda la noche dependiendo de la variedad (ver tabla).

Al cabo de las horas adecuadas de remojo se escurre el agua y el frasco se deja boca abajo, pero en un ángulo de 45 grados. Esto es para que las semillas estén húmedas pero sin excesos ni encharcamientos y a la vez permitir la entrada de aire y la oxigenación.

A partir de allí sólo deberemos una o dos veces por día enjuagar con agua y escurrir, volviendo a colocar a 45 grados y esperar los días necesarios hasta que el brote esté listo.

Para colocar los frascos en ésa posición son ideales los escurridores de platos. La idea es mantener las semillas húmedas y aireadas, en la temperatura de nuestra cocina comenzarán a brotar y crecer, el 1er. y el 2do.día es mejor colocar un paño o un repasador para imitar las condiciones de oscuridad en que germinan las semillas en el suelo, al 3er.día se saca el paño y se dejan crecer con luz.


Los germinados están listos para ser consumidos cuando los brotes alcanzan un tamaño equivalente al triple de la medida de la semilla. Ese sería el tamaño ideal, pero pueden consumirse antes. Consultar la tabla que puede servir de orientación para saber cuántos días deben crecer según el tipo de semilla; de todas formas hay pequeñas variaciones según la estación, el ambiente, etc. Si los dejamos más tiempo se van haciendo mas fibrosos y menos sabrosos.




LAS SEMILLAS:


Se puede brotar o germinar cualquier semilla, para comenzar a experimentar lo ideal es iniciarse con las más fáciles, que no nos ofrecerán dificultades y con las cuales no podemos fallar.

Las especies apropiadas para empezar son: alfalfa, lenteja, poroto mung, garbanzo y fenogreco.

También germinan fácilmente, siendo cuidadosos con los enjuagues diarios: girasol pelado, maní crudo pelado, arvejas frescas, poroto aduki y sésamo.

Las semillas mucilaginosas como el lino, chía, mostaza, rúcula y berro germinan mejor en tierra.

El cultivo en tierra en nuestra cocina, es también una práctica muy fácil, de gran rendimiento en nutrientes y de ciclo corto (entre 10 y 14 días).

Los brotes o germinados obviamente hay que consumirlos crudos, de esa manera obtendremos su máximo potencial. Sin embargo podemos incorporarlos a algún plato cocinado, sobre el final de la cocción, apenas se calientan apagar el fuego (por ejemplo en salteados de verduras, guisos, sopas, etc.)

Las semillas tienen un gran potencial y sin dudas serán el alimento del futuro, dado que son un almacén de nutrientes que puede ser activado en cualquier momento. Ante crisis climáticas o ambientales podemos disponer de alimento fresco, sólo con una bolsa de semillas y agua.





ACTIVACIÓN:



Además del remojo de semillas para germinar, debemos acostumbrarnos a remojar todas las semillas comestibles que vayamos a consumir.

Esto se explica pues al remojarlas por algunas horas (ver tabla) se produce el despertar del estado de latencia o reposo, en ese período se ponen en marcha varios procesos entre los que podemos mencionar, el desdoblamiento de nutrientes –equivale a una predigestión-, se inactivan antinutrientes, aumenta significativamente el contenido nutritivo por efecto de la síntesis de vitaminas y enzimas.

Entonces aún las semillas que no vamos a brotar, hay que remojarlas antes de comerlas o antes de usarlas en preparaciones culinarias o para elaborar leches, cremas o quesos vegetales.

Debemos incorporar ésta práctica también para semillas oleaginosas grandes como nueces, almendras, castañas, castañas de cajú, nueces pecán, etc.

Luego de activarlas se pueden guardar varios días en la heladera, donde al deshidratarse se vuelve a tener una textura similar a la original sin perder nutrientes.

El procedimiento es dejarlas el tiempo necesario (consultar tabla) remojándolas –previo lavado- con el doble de cantidad de agua, al cabo de esas horas se descarta el agua de remojo (podemos utilizarla para regar las plantas o el compost), luego se enjuagan varias veces las semillas y ya están listas para comer o guardar en la heladera.




CULTIVO:



La tercera técnica de tratamiento de semillas en casa es el cultivo.

La idea en éste caso será el desarrollo de hojas verdes, con un contenido concentrado de clorofila.

Para éste propósito se usan semillas de gramíneas como el trigo, avena, cebada, sarraceno, arroz.

En éste caso se necesitarán los nutrientes que aporta la tierra, ya que el proceso de cultivo lleva más días que el germinado. Al brotar despertamos la semilla, al cultivar hojas la simiente necesita de la tierra para su crecimiento.

El pasto de cereales tiene un enorme poder depurativo del organismo, es altamente antioxidante y la clorofila concentrada tiene una capacidad regeneradora de la sangre admirable.

Estudios realizados en la década del 60 concluyeron que la hierba o pasto de cereales, especialmente de trigo, es el alimento más rico, enzimático y concentrado que existe.

El potencial curativo que posee es enorme, sin embargo su fácil obtención y su bajo costo hizo que no se difundiera su uso.

Entre sus muchas propiedades podemos mencionar la capacidad para controlar infecciones, cicatrizar las heridas, equilibrar el colesterol, regular la tensión arterial, el ciclo de la insulina, mejorar la función tiroidea, interviene mejorando los procesos degenerativos y tumorales.

Para obtenerlos, hay que contar con bandejas plásticas o pueden ser asaderas enlozadas, es suficiente una profundidad de 5 a 7 cm.

Se coloca tierra de buena calidad (suelta y porosa) o compost, una capa de unos 3 a 5 cm., luego se esparcen en forma uniforme las semillas (una taza cubre una superficie de 25x35cm.), las semillas deben estar activadas, es decir remojadas como ya se explicó. Finalmente se cubren con una fina capa de tierra y se riega con rociador para humedecer bien el sustrato.

Se cubre la bandeja con plástico negro y se deja reparado de la luz por unos cuatro días, recordando que diariamente hay que destapar y regar.

Pasados los 4 días se quita el plástico y se permite la entrada de luz sin sol directo. Al cabo de otros 4 días (seguir regando diariamente) las plantitas alcanzarán los 10cm.de altura y se podrá realizar la primer cosecha. Esta consiste en cortar con tijeras afiladas, casi al ras de la tierra, teniendo la precaución de no arrancar las plantas de raíz. De ésta manera las plantas rebrotan rápidamente y podemos tener una segunda cosecha y hasta una tercer cosecha.



Forma de consumo:


El pasto de trigo se usa para obtener un jugo concentrado de clorofila, desechando la fibra.

Para ello se utiliza una licuadora, se echa un puñado de hierba, se agrega agua y se licúa, finalmente se pasa por un colador de malla fina y se toma el jugo verde obtenido.

El mejor momento para tomarlo es en ayunas, y se debe consumir antes de los 30 minutos de preparado para no perder sus propiedades.

Si el sabor nos resulta un poco fuerte, podemos incorporarlo a algún licuado de frutas, como manzana o pera con agua.




OTRAS PREPARACIONES CON SEMILLAS:



LECHES VEGETALES


Las leches vegetales constituyen hoy la mejor alternativa casera, natural y económica a la manipulada leche vacuna, desnaturalizada desde donde se la mire y también a la nefasta leche de soja que se recomienda como sucedáneo de los lácteos en los casos de la intolerancia a la caseína y a la lactosa.

Son ideales para todos, especialmente para personas con digestiones complicadas, para niños y personas mayores.

No debemos exagerar su consumo, sin embargo, su capacidad saciante hace que no cometamos excesos.

Su preparación es muy sencilla, básicamente lo que se hace es activar la semilla mediante el remojo (ver tabla), descartar el agua, enjuagar y luego licuarlas con agua potable, mejor hervida. Finalmente se cuela con colador de malla muy fina o con una bolsita hecha con tela de lienzo o liencillo.

Según el tipo de semilla el residuo sólido puede usarse o no. En la mayoría de los casos es altamente nutritivo y se utiliza para preparar budines o mezclarlo en granolas

Solamente se descarta el remanente sólido por ser una fibra muy dura e indigesta el residuo de la semillas de alpiste, del zapallo, del melón y de la sandía.

Las proporciones usadas de semilla y agua dependerán de la consistencia que queramos para nuestra leche, más o menos espesa. Se le puede adicionar tenor graso, agregando al licuado una cucharada de buen aceite (primera presión en frío) de girasol u oliva extra virgen.

Podemos saborizarlas con canela, algarroba, stevia, miel o azúcar integral mascabo, nunca endulzar con edulcorantes sintéticos o azúcar blanco pues la acidifica y pierde sus propiedades benéficas.

También podemos usarlas en licuados de frutas (banana, manzana, peras, duraznos, frutillas, etc.) o de frutas secas remojadas (pasas, dátiles, ciruelas, orejones, etc.)

Otras preparaciones que llevan más elaboración son los quesos, yogur y mantecas de semillas, que si disponemos de tiempo también podemos realizarlas en forma casera y experimentar con sus sabores, adicionando en el caso de los quesos y mantecas hierbas aromáticas.

lunes, 9 de agosto de 2010

A YUYO DEL SUBURBIO





MALEZAS COMESTIBLES DEL CONO SUR y otras partes del planeta

INTERESANTE LIBRO DEL INVESTIGADOR DE LA UNIVERSIDAD DEL COMAHUE EDUARDO RAPOPORT

Cuando recomendamos hortalizas para el consumo, aparecen algunas que no son propias de verdulería, pues no se cultivan. Es el caso del diente de león, la verdolaga o la ortiga, que pertenecen a un rubro poco valorado pero altamente recomendable en el marco de una nutrición vitalizante: las plantas silvestres o espontáneas. Vale citar otras especies que podemos encontrar fácilmente y consumir sus hojas con seguridad: llantén, trébol, vinagrillo, lengua de vaca, nabiza, cardo, malva, quimpe y variedades salvajes de plantas cultivadas, como nabo, berro, rúcula, achicoria, hinojo, quínoa, amaranto, melilotus, alfalfa…

Como bien explica el Dr. Eduardo Rapoport, “una maleza es una planta que crece en un sitio que el hombre considera inadecuado. Hay 10.000 especies de malezas, de los cuales entre el 20 y el 30 % son comestibles. Lo que hoy conocemos como verduras propias de la canasta familiar, fueron malezas en un pasado no muy lejano. La avena, la acelga, la achicoria, la rúcula o el centeno fueron malezas hasta que el hombre aprendió a cultivarlas. Se da la paradoja de que en ciertos lugares se combate las malezas mientras que en otros se las recolecta como alimento, y hasta se las cultiva y exporta. En la antigüedad los recolectores buscaban sustento a partir de variadísimas fuentes durante sus recorridos. La práctica de recolectar plantas silvestres se ha perdido en la mayoría de los países, aunque no en todos. En México no sólo se recolectan los "quelites" (hojas de quínoa) o la verdolaga, sino que se venden en los mercados; y varias de ellas hasta se cultivan. Marruecos también exporta "malezas" comestibles a EEUU, pero la masa principal va para restaurantes italianos, franceses y griegos. En Italia es costumbre de la gente el salir los fines de semana al campo o a las rutas a juntar hojas salvajes para ensaladas. En España se venden cardos silvestres pelados, y al igual que los espárragos silvestres, su precio es apreciablemente mayor que el de las variedades cultivadas. Hay países donde las verduras silvestres constituyen una parte importante y permanente de la alimentación humana. El factor principal de su rechazo es el desconocimiento. La experiencia de nuestras charlas informativas nos ha mostrado que la gente queda sorprendida por la diversidad y abundancia de esas fuentes alimentarias. Frecuentemente, escuchamos comentarios como "recuerdo que mis abuelos preparaban comidas con plantas silvestres, aunque no me acuerdo cuáles eran". El diente de león es 6 veces más rico en nutrientes que la lechuga; en México y Japón se la vende en los mercados por sus excelentes cualidades culinarias. Un caso interesante es la quínoa blanca, que tiene 4 veces más vitamina C que el tomate, el doble de vitamina A que la espinaca y 3 veces más calcio que la leche, según datos provistos de la Secretaría de Agricultura de EEUU”.

Este trabajo del equipo de investigadores liderado por Eduardo Rapoport nos recuerda que “antes del desarrollo de la agricultura (hace unos 10.000 años) el ser humano era cazador y recolector, por lo cual tenía buen conocimiento de los recursos que le ofrecía la naturaleza y los aprovechaba; hoy, en los países civilizados, ese conocimiento se perdió”. Esta edición del INTA estimula el aprovechamiento de la diversidad de malezas presentes, tanto en ciudades y campos, como en la naturaleza, y está destinada a todos aquellos interesados en mejorar sus recursos nutricionales.

En esta obra se abordan 237 especies de malezas ordenadas alfabéticamente por sus nombres científicos, con descripciones detalladas, y proveen información relevante sobre distribución geográfica sectorizada en provincias o estados, hábitats donde suelen encontrase, detalles de las partes comestibles, datos nutricionales y modos de preparación. El libro es acompañado por un CD con fotografías a color que complementan a las ilustraciones de la edición papel, facilitando el reconocimiento de las plantas.

En el prefacio se encuentra una interesante fundamentación, con argumentos e historia sobre el uso de las malezas como comestibles que pone a prueba nuestra capacidad de asombro. Muchas de las especies que alguna vez fueron cultivadas se han escapado transformándose en malezas tanto en producciones agrícolas como en áreas naturales (invasoras). También, a la inversa, muchas de las plantas que fueron malezas, al estudiarlas o recuperar experiencias de nuestros antepasados, ahora son consumidas o son potenciales recursos alimenticios como los que propone esta obra; cuyo énfasis reside en rescatar a muchas plantas del prejuicio de “malas” (latín: malitia). Esta nueva calificación introduce un paradigma en nuestra concepción de los recursos alimenticios y de las especies dañinas, que los autores rebautizan como “buenezas”.

Luego se enumeran algunas recomendaciones, básicamente, para prevenir accidentes por intoxicación con plantas contaminadas o por error de identificación de la especie buscada. Agrega el interesante consejo de confeccionar un herbario de comestibles, que facilitará la tarea de colección en el campo y minimizará los errores de determinación. Antes de enunciar las especies y sus características, presenta algunas recetas y un temprano glosario, con el fin de hacer amigable la lectura de las descripciones a personas no familiarizadas con la terminología botánica. Por fin, encontramos las malezas recomendadas como comestibles. Al principio uno busca rápidamente las “conocidas”, y encuentra a las vedettes de las malezas como son las plagas de la agricultura argentina, entre otras: Diplotaxis tenuifolia (flor amarilla), cuyas hojas pueden ser consumidas en ensaladas, o también el temido Sorghum halepense (sorgo de alepo), cuyos granos pueden ser molidos para hacer harina. Dentro de las ruderales, encontramos la molesta e irritante Urtica urens (ortiga) devenida en una verdura muy digestiva; sus hojas se utilizan especialmente en sopas (similar a la espinaca). En los céspedes hallamos la nutritiva Taraxacum officinale (diente de león) que puede ser consumida en su totalidad y es uno de los casos de viejas plantas cultivadas que se han escapado de cultivo. Al final del libro aparece el índice general de nombres científicos y vulgares. El libro celebra la diversidad biológica desde un sentido amplio. La lectura lineal fundamenta el aprovechamiento de la diversidad de malezas presentes, tanto en ciudades y campos como en la naturaleza. Esta información podría ser utilizada por personas que están en situación de riesgo alimentario, poniendo de relieve la importancia de la obra y la necesidad de que sea acogida por sectores educativos y políticos. Por otro lado, favorece la biodiversidad de plantas nativas al fomentar la extracción de exóticas que compiten por los recursos como agua y nutrientes. La adopción de la práctica masiva de recolección de malezas para su consumo, podría contribuir a disminuir las poblaciones silvestres de plantas exóticas que atentan contra la supervivencia de especies y ecosistemas. La obra genera beneficios sinérgicos de aprovechamiento de nuevos recursos, manejo de exóticas y educación ambiental.

Fuente: Nutrición Depurativa.
  Fotos:
Diente de León (Taraxacum officinale) Hojas, Flor y Fruto (E.H.Rapoport)


domingo, 11 de julio de 2010

INFORME SOBRE MICROONDAS

Ponemos aquí el informe completo difundido en el programa del 04.07 sobre los Hornos a Microondas y su efecto nefasto sobre nuestra salud.

HORNOS A MICROONDAS

A esta altura deberá estar claro que no es para nada aconsejable el uso de los aparatos de microondas y con la decisión del gobierno soviético de 1976, la opinión científica actual en muchos países con respecto al uso de dichos aparatos queda claramente evidenciado. Debido al problema de la residualización y ligamento magnético al azar dentro de los sistemas biológicos del cuerpo (Categoría III: 9), que puede en última instancia afectar a los sistemas neurológicos, principalmente el cerebro y los neuroplexos (centros nerviosos), puede resultar la despolarización a la largo plazo de los circuitos neuro-eléctricos de los tejidos. Dado que estos efectos pueden provocar daño virtualmente irreversible a la integridad neurológica de los diversos componentes del sistema nervioso, (I.R. Luria, Novosibirk 1975a), la ingesta de alimentos de microondas está claramente contraindicada en todo respecto. El efecto residual magnético de los mismos puede volver a los componentes receptores siconeurales del cerebro más sujetos a ser influidos sicológicamente por campos radiales de microondas inducidos artificialmente provenientes de las estaciones de transmisión, redes de TV, y los teléfonos celulares.



La posibilidad teórica de influencia sico-telemétrica (la capacidad de afectar a la conducta humana mediante señales de radio trasmitidas a frecuencias controladas) fue sugerida por las investigaciones neuro-sicológicas soviéticas en Uralyera y Novosibirsk (Luria y Perov, 1974a, 1975c, 1976a), que pueden provocar el acatamiento involuntario subliminal sicológico de un campo energético a los aparatos operativos de microondas.


¿Necesita tener una versión condensada del razonamiento que se encuentra detrás de tirar su microondas? A partir de las conclusiones de los estudios científicos clínicos suizos, rusos, y alemanes, ya no podemos ignorar al horno microondas que se encuentra en nuestras cocinas. Basados en estas investigaciones, concluiremos lo siguiente:


1) El comer continuamente alimentos procesados de un horno microondas, provoca daño cerebral permanente de largo plazo, por el acortamiento de los impulsos eléctricos en el cerebro [despolarizando/desmagnetizando el cerebro].


2) Los seres humanos no pueden metabolizar los productos secundarios desconocidos creados por las comidas del microondas.


3) La producción hormonal masculina y femenina se detiene o se altera al comer comidas de microondas.


4) Los efectos de las comidas de microondas son residuales [a largo plazo es permanente] dentro del cuerpo humano.


5) Los minerales, las vitaminas y los nutrientes de todas las comidas de microondas se encuentran reducidas o alteradas, por lo cual el cuerpo humano recibe poco o ningún beneficio. El cuerpo mismo no puede absorber estos compuestos o descomponerlos.


6) Los minerales de las verduras se transforman en radicales libres cancerígenos en los hornos microondas.


7) Las comidas preparadas en microondas provocan tumores estomacales e intestinales. Esto puede explicar el porcentaje rápidamente incrementado del cáncer de colon.


8) El comer por un tiempo prolongado comidas preparadas en microondas provoca el aumento de las células cancerígenas en la sangre humana.


9) La ingesta continua de alimentos de microondas provoca deficiencias del sistema inmunológico a través de las alteraciones de las glándulas linfáticas y el suero sanguíneo.


10) El comer alimentos de microondas provoca pérdida de memoria, concentración, inestabilidad emocional, y una disminución de la inteligencia.


El uso de las trasmisiones de microondas artificiales para el control sicológico subliminal, a.k.a. “lavado de cerebro”, también fue comprobado. Documentos de las investigaciones rusas de 1970 y los resultados registrados por los Dres. Luria y Perov con las especificaciones de sus experimentos clínicos en esta área comprueban esto con claridad. Incluso acontecimientos recientes en Palestina nos han pintado un cuadro acerca de cómo el asalto de microondas sobre una muchedumbre, en este caso una reunión de protesta contra el gobierno israelí, puede ser despachado sin que se dispare una sola bala o se dé un solo golpe físico. Es el ejemplo más llamativo hasta la fecha de cómo un gobierno usa las señales electromagnéticas para influenciar la función cerebral de una masa de seres humanos. A una escala menor, estas técnicas han sido desplegadas durante mucho tiempo en las prisiones y los centros de detención.


Se han hecho públicas una cantidad de advertencias, pero apenas se les ha dado atención. Por ejemplo, Young Families, el Servicio de extensión de Minnesota, de la Universidad de Minnesota, publicó lo siguiente en 1989: “El calentar el biberón en un microondas provoca cambios en la leche, una pérdida de vitaminas, y se podrán destruir las propiedades. El calentar el biberón sosteniéndolo bajo la canilla podrá tardar unos minutos más pero es mucho más seguro.”


La Dra. Lita Lee de Hawai informó en The Lancet en diciembre de 1989: “El pasar por el microondas las fórmulas para bebés convirtió a determinados aminoácidos en sintéticos (cis-isómeros no biológicamente activos). Además, uno de los aminoácidos convertidos es conocido como una neurotoxina (venenoso para el sistema nervioso) y una nefrotoxina (venenoso para los riñones). Como si no fuese suficientemente malo que no se amamante a muchos bebés, ahora se les alimenta con leche simulada (fórmula para bebés) que se vuelve aún más tóxica a través del microondas.”


En Oklahoma, una enfermera calentó sangre en un horno microondas para Norma Levitt, una paciente quirúrgica de cadera, que estaba por recibir una transfusión sanguínea. Mientras que las transfusiones sanguíneas normalmente se calientan, normalmente no se hace en un horno microondas. La Srta. Levitt murió por esta simple transfusión sanguínea. En el caso de la Srta. Levitt el microondas alteró la sangre y la mató.


En el libro de la Dra. Lita Lee, Health Effects of Microwave Radiation-Microwave Ovens (Los efectos en la salud de la radiación de las microondas-hornos microondas), y en las ediciones de marzo y septiembre de 1991 de Earthletter, ella afirmó que todo horno microondas pierde radiación electromagnética, daña la comida, y convierte a las sustancias cocinadas en ellos en peligrosos productos órgano-tóxicos y carcinógenos. Las investigaciones ulteriores resumidas en este artículo revelan que los hornos microondas son mucho más dañinos de lo que se imaginaba anteriormente.


En Comparative Study of Food Prepared Conventionally and in the Microwave Oven (Estudio comparativo de la comida preparada de modo convencional y en el horno microondas), publicado por Raum & Zelt en 1992, declara: “Los hornos microondas producen una corriente alterna que fuerza un billón o más inversiones de polaridad por segundo en cada molécula de la comida. La producción de moléculas no naturales es inevitable. Se ha observado que los aminoácidos naturales cambian de forma, transformándose en formas tóxicas. Un estudio de corto plazo halló cambios significativos y preocupantes en la sangre de los individuos que consumían leche y verduras del microondas. Disminuían los niveles de hemoglobina y sobre todo aumentaban los niveles de los glóbulos blancos y el colesterol.”


Investigadores rusos informaron también sobre una marcada aceleración de degradación estructural que lleva a un valor alimenticio reducido en 60 a 90% de todos los alimentos examinados.


- Anulada la bio-disponibilidad del complejo vitamínico B, vitamina C, vitamina E, minerales esenciales y factores lipotrópicos en todos los alimentos examinados.


- Varios tipos de daño a muchas sustancias vegetales, tales como alcaloides, glucósidos, galactósidos y nitrilósidos.


- La degradación de núcleo-proteínas en las carnes.


El Dr. Hans Ulrich Hertel y el Dr. Bernard H. Blanco del Instituto Federal Suizo de Tecnología y el Instituto de Bioquímica de la Universidad de Lausanne, publicaron un trabajo señalando que la comida cocinada en los hornos microondas podría plantear un riesgo mayor para la salud que la comida cocinada por los medios convencionales. Apareció también un artículo en la edición 19 del Journal Franz Weber en donde se declaró que el consumo de comida cocinada en hornos microondas tenía efectos cancerígenos sobre la sangre.


El Dr. Hertel fue el primer científico que concibió y realizó un estudio clínico de calidad sobre los efectos que tienen los nutrientes pasados por el microondas en la sangre y la fisiología del cuerpo humano. Su pequeño, pero bien controlado, estudio mostró la fuerza degenerativa producida por los hornos microondas. La conclusión científica demostró que al cocinar con microondas cambiaron los nutrientes de los alimentos, y ocurrieron cambios en la sangre de los participantes que podían provocar el deterioro del sistema humano.


A intervalos de dos a cinco días, los voluntarios del estudio recibieron una de las siguientes variantes alimenticias con el estómago vacío: leche cruda; la misma leche cocinada de modo convencional; leche pasteurizada; las mismas leches crudas cocinadas en horno microondas; verduras de una granja orgánica; las mismas verduras cocinadas de modo convencional; las mismas verduras congeladas y descongeladas en un horno microondas; y las mismas verduras cocinadas en un horno microondas. Una vez aislados los voluntarios, se les extrajo muestras de sangre inmediatamente antes de comer. Luego, se les extrajo muestras de sangre a intervalos determinados después de comer los preparados anteriores de leche y de verduras.


Se descubrieron cambios significativos en las muestras de sangre de los intervalos que siguieron a los alimentos cocinados en el horno microondas. Los linfocitos (células blancas) mostraron una disminución más clara a corto plazo siguiendo a la ingesta de los alimentos preparados en microondas que después de la ingesta de todas las demás variantes. Los indicadores señalaron hacia la degeneración. Esto llevó al Dr. Hertel a la conclusión de que dichas energías derivadas técnicamente podrían, en verdad, ser pasadas al hombre mediante el comer alimentos preparados con el microondas.


Según el Dr. Hertel, “la leucocitosis, que no puede ser explicada por las desviaciones diarias normales, es tomada muy en serio por los hematólogos. Los leucocitos son a menudo señales de efectos patógenos sobre el sistema vivo, tales como envenenamiento y daño celular. Pareciera que los aumentos marcados fueron causados totalmente por ingerir las sustancias preparadas con el microondas.”


“Existe una extensa literatura científica referida a los efectos peligrosos de la radiación directa de las microondas sobre los sistemas vivos. Es sorprendente, por lo tanto, darse cuenta del poco esfuerzo que se ha hecho por reemplazar esta técnica perjudicial de microondas por tecnología más acorde con la naturaleza. No existe ningún átomo, molécula o célula de ningún sistema orgánico capaz de resistir un poder tan violento y destructivo por cualquier período de tiempo, ni siquiera en la escala baja de energía de milivatios.”


Las mismas deformaciones violentas que ocurren en nuestros cuerpos, cuando estamos expuestos de manera directa a las ondas de radar o las microondas, también ocurren en las moléculas de los alimentos cocinados en un horno microondas. Esta radiación tiene por resultado la destrucción y deformación de las moléculas de los alimentos. El pasar por microondas también crea nuevos compuestos, denominados compuestos radiolíticos, que son fusiones desconocidas que no se encuentran en la naturaleza. Los compuestos radiolíticos son creados por la descomposición molecular, deterioro resultado directo de la radiación.


Los fabricantes de los hornos microondas insisten que los alimentos preparados con microondas y los alimentos irradiados no tienen compuestos radiolíticos significativamente más elevados que los alimentos hervidos, horneados y demás alimentos cocinados de modo convencional. La evidencia clínica científica presentada aquí ha demostrado que esto es sencillamente una mentira. En EEUU ni las universidades ni el gobierno federal han conducido pruebas con respecto a los efectos sobre nuestros cuerpos de comer alimentos preparados con microondas. ¿No es extraño eso? Están más interesados en los estudios sobre lo que ocurre si no cierra bien la puerta de un horno microondas. Una vez más, el sentido común nos dice que su atención debería centrarse en lo que ocurre con los alimentos cocinados adentro de un horno microondas. Dado que la gente ingiere esta comida alterada ¿no tendría que haber interés por cómo las mismas moléculas deterioradas afectarán nuestra propia estructura celular biológica humana?


Los rusos hicieron investigaciones sobre miles de trabajadores que habían sido expuestos a microondas durante el desarrollo del radar en los años de 1950. Sus investigaciones demostraron problemas de salud tan graves que los rusos establecieron límites muy estrictos de exposición de 10 microvatios para los trabajadores y 1 microvatio para los civiles.


En el libro de Robert O. Becker, The Body Electric, él describió las investigaciones rusas sobre los efectos de la radiación de microondas en la salud, que ellos denominaron “enfermedad de microondas”. En la página 314, Becker declara: “Sus [enfermedad de microondas] primeros signos son la presión sanguínea baja y pulso lento. Las manifestaciones posteriores y más comunes son la excitación crónica del sistema nervioso simpático [síndrome de estrés] y la presión sanguínea alta. Esta fase también incluye a menudo dolor de cabeza, mareo, dolor de ojos, insomnio, irritabilidad, ansiedad, dolor de estómago, tensión nerviosa, incapacidad para concentrarse, pérdida del cabello, además de una mayor incidencia de apendicitis, cataratas, problemas de reproducción, y cáncer. Los síntomas crónicos son seguidos por crisis de agotamiento suprarrenal y dolencia cardíaca isquémica [el bloqueo de las arterias coronarias y ataques cardíacos].”


Según la Dra. Lee, los cambios se observan en la composición química de la sangre y los índices de ciertas enfermedades entre los consumidores de las comidas de microondas. Los síntomas anteriores pueden provocarse fácilmente por las observaciones que se dan a continuación. Lo que sigue es una muestra de estos cambios:


- Se observaron desórdenes linfáticos, que llevaron a la capacidad reducida de prevenir determinados tipos de cánceres.


- Se observó en la sangre un porcentaje más elevado de formación de células cancerígenas.


- Se observaron porcentajes más elevados de cáncer de estómago y del intestino.


- Se observaron porcentajes más elevados de desórdenes digestivos y un paulatino colapso de los sistemas de eliminación.


- Se han observado un mayor grado de problemas gastro-intestinales así como un colapso paulatino de los sistemas de eliminación.


Finalmente me convencí de poner en el papel lo que creo que todos ya saben. Una de las expresiones más impresionantes de la tecnología moderna, enviada a nuestros hogares, es el horno microondas. En un mundo en que el tiempo es dinero, así nos dicen, y es una obligación la gratificación inmediata de los deseos, el horno microondas es sencillamente un regalo de Dios. Sin embargo, vale la pena recordar que es, de hecho, un regalo humano, que implora por la pregunta ¿qué hemos hecho para merecer un regalo tan celestial?


Dado que los hornos microondas son tan fáciles de usar y un dispositivo tan ahorrador de energía, comparado con los hornos convencionales, casi no hay hogar ni restaurante que no lo tenga. En general, la gente quiere creer que el horno microondas no tiene un efecto negativo sobre la comida o el consumidor de la comida. Enfrentémoslo, si los hornos microondas fueran realmente dañinos para nuestra salud ¿permitiría el gobierno que se vendan? Seguramente que no.


¿Cómo funcionan los hornos microondas? Las microondas son una forma de energía electromagnética, como las ondas de luz o de la radio. Las ondas son ondas muy cortas “micro” de energía electromagnética que viajan a la velocidad de 186.282 millas por segundo. Las microondas se usan para los teléfonos celulares (¿se acuerda que el uso de teléfonos celulares puede provocar tumores cerebrales?), las señales satelitales, las comunicaciones militares y aeronáuticas (todas éstas son causas conocidas de enfermedad por radiación si usted vive por casualidad en un punto de resonancia de estas ondas).


Las microondas, según nos dicen en su defensa, son un fenómeno natural ya que pueden encontrarse en la naturaleza. ¡Entonces no pueden ser malas para nosotros! Y tienen razón: ocurren de manera natural. Las microondas se producen de manera natural en casi todas partes del mundo, desde la tierra hasta el sol. La diferencia, sin embargo, es ésta: las microondas del sol están basadas en los principios de pulsos de corriente continua (DC) que no crean calor por fricción; los hornos microondas usan corriente alterna (AC) creando calor por fricción. Un horno microondas produce una longitud de onda de energía en picos, donde toda la potencia va dentro de solamente una estrecha banda de frecuencia del espectro de energía. La energía solar opera en una frecuencia de energía amplia.


Dicho en otros términos, la radiación producida por el horno microondas tiene solamente una frecuencia, mientras que la energía solar cubre todo un espectro. Las frecuencias de energía son importantes porque el patrón de resonancia armado por su interacción puede ser estrecho o amplio. Si el espectro es muy estrecho, se incrementa el poder de resonancia; si el espectro es más amplio, entonces el efecto de resonancia se expande y el intercambio de energía es parejo.


Todo horno microondas contiene un magnetrón, un tubo en donde los electrones son afectados por los campos magnéticos y eléctricos de modo tal que producen una micro radiación de longitud de onda de alrededor de 2450 Mega Hertz (MHz) o 245 Giga Hertz (GHz). La radiación de microondas interactúa con la frecuencia oscilante de las moléculas de los alimentos. Toda energía de ondas cambia la polaridad de positiva a negativa con cada ciclo de la onda. En las microondas, estos cambios de polaridad ocurren millones de veces por segundo. Todas las moléculas de cualquier tipo de tejido, incluyendo nuestro alimento, están construidas sobre campos electromagnéticos. Éstos son seriamente turbados cuando la polaridad de las moléculas cambia de positivo a negativo unas 2.450.000.000 de veces por segundo. Es esta fricción la que crea calor en la comida. ¡Así es cómo se puede calentar la materia en pocos segundos!


En los modelos comerciales, el horno tiene una potencia de entrada de alrededor de 1000 vatios de corriente alterna. A medida que estas microondas generadas por el magnetrón bombardean la comida, hacen rotar las moléculas polares a la misma frecuencia muchas millones de veces por segundo. Esta agitación molecular crea fricción, que calienta la comida. La fricción rasga las moléculas de alrededor provocando un daño sustancial y por último deformándolas. El nombre científico para esta deformación es “isomerismo estructural”.


Quizás ya haya advertido que las comidas calentadas en el microondas están mucho más calientes en la parte de adentro que afuera. ¡Ahora sabe por qué! El punto central hacia donde se dirigen los tubos del magnetrón yace a pocos centímetros arriba de la placa giratoria y ese es el lugar donde se lleva a cabo la resonancia más poderosa. Ese es el lugar donde se crea el mayor calor dentro de los tejidos.


Deberá estar claro ya que el “calentar” a través de la radiación de un horno microondas cambia la sustancia de lo que se calienta. Quizás también resulte ya obvio que las personas que prepararan la comida en un horno microondas consumen estas sustancias “desconocidas”, o por lo menos una sustancia cuya frecuencia natural fue turbada. Estos no son más que productos tóxicos para el sistema.


Si todo esto tiene mal aspecto, bien podríamos preguntarnos por qué el horno microondas llegó a ver la luz del día. ¿Quién inventó esto y por qué? El ejército alemán desarrolló originalmente los hornos de cocción microondas “radioemisoras”, para el uso en sus operaciones de apoyo móvil para la invasión de Rusia. Al poder usar equipamiento electrónico para la preparación de las comidas a escala masiva, eliminaban el problema logístico de los combustibles para cocinar, además de la conveniencia de producir productos comestibles en un tiempo muy reducido.


Después de la guerra, los aliados descubrieron las investigaciones médicas realizadas por los alemanes sobre los hornos microondas. Estos documentos, junto con algunos hornos microondas en funcionamiento, fueron transferidos al Departamento de Guerra de los EE.UU. y clasificados para “investigación científica ulterior”. Los rusos también habían recuperado algunos hornos microondas y llevaron a cabo investigaciones exhaustivas sobre los efectos biológicos. Como resultado de los mismos, su uso fue prohibido en la Unión Soviética. Los soviéticos emitieron una advertencia internacional sobre los peligros para la salud de los hornos microondas y de los dispositivos electrónicos de frecuencia similar, tanto biológicos como ambientales,.


Otros científicos de Europa oriental informaron también acerca de los efectos dañinos de la radiación de las microondas y establecieron estrictos límites medioambientales para su uso. Estos son acatados en lo que respecta a las telecomunicaciones, en relación a la notificación de los denominados “puntos calientes” de patrones inexplicables de enfermedad. Como resultado se cambia levemente el ángulo de las antenas parabólicas de comunicación y las enfermedades misteriosas desaparecen. Los EE.UU. no han aceptado los informes europeos acerca de los efectos dañinos, aún cuando el EPA estima en el país se están incrementando las fuentes de radiación de microondas y frecuencias de radio en un 15% anual.


Lo que sigue es un resumen de las investigaciones rusas publicado por el Atlantis Raising Educational Center de Portland, Oregon. Se formaron carcinógenos en prácticamente todas las comidas examinadas. Ninguna comida de prueba estuvo sujeta a más microondas que las necesarias para cumplir el propósito, es decir, cocinar, descongelar o calentar a fin de asegurar la ingesta sanitaria. A continuación damos un resumen de algunos de los resultados:


- El preparar carnes en el microondas, lo suficiente como para asegurar la ingesta sanitaria, provocó la formación de, un conocido carcinógeno (d-Nitrosodientanolamina).


- El preparar en microondas leche y cereales, convirtió algunos de sus aminoácidos en carcinógenos.


- El descongelar frutas convertía sus fracciones conteniendo glucósidos y galactósidos, en sustancias cancerígenas.


- La exposición extremadamente corta de verduras crudas, cocidas o congeladas, convirtió sus alcaloides vegetales en carcinógenos.


- Se formaron radicales libres carcinógenos en las plantas preparadas en el microondas, especialmente las verduras de raíz.


Quizás sea el momento de mostrarle algo de la evidencia científica hasta la fecha, a fin de que usted pueda decidir acerca del horno microondas. O quizás la información nueva le pueda confundir aún más. Pero la verdad sigue intacta.

Patrick Quanten - Investigador Independiente de Salud.